Plaza de Europa
Desde la Plaza de Europa queremos dedicar este bonito poema a nuestro continente:
En la plaza llena de vida y encanto, donde las voces resuenan con brío, un poema a Europa alzo en mi canto, honrando su historia, su esplendorío.
Oh, Europa, tierra de mil culturas, donde se entrelazan pasado y presente, tus antiguas ciudades, tan puras, testigos de un legado siempre latente.
Desde los campos de Grecia antigua, donde nació la cuna de la razón, hasta las calles de Roma, tan augusta, donde floreció el arte con pasión.
En París, la ciudad del amor eterno, donde la belleza se viste de luz, sus calles susurran versos tiernos, y los sueños al viento se difunden en cruz.
En Madrid, con su alegría y su duende, donde la pasión late en cada rincón, sus plazas son testigos de la vida intensa, donde el arte y la fiesta se funden en un son.
Londres, con su historia y elegancia, donde el Big Ben marca el paso del tiempo, sus jardines y palacios, un deleite de fragancia, y el Támesis, testigo mudo de su esplendor supremo.
Desde los canales de Ámsterdam, serenos y tranquilos, hasta los fiordos de Noruega, majestuosos y profundos, Europa, tu geografía guarda secretos milenarios, y tu naturaleza susurra versos en los segundos.
En cada plaza de Europa, palpita la esencia, de un continente unido en su diversidad, sus gentes y sus lenguajes, su rica herencia, unidos en un abrazo de fraternidad.
Oh, Europa, eres la musa de este poema, una joya en el mapa de la humanidad, en cada plaza te rindo honores y emblema, y en mis versos, tu grandeza se eterniza en la eternidad.